martes, 30 de septiembre de 2008

Papá





Érase un hombre a una nariz pegado,





érase una nariz superlativa,





érase una nariz sayón y escriba,





érase un peje espada muy barbado.










Era un reloj de sol mal encarado,





érase una alquitara pensativa,





érase un elefante boca arriba,





era Ovidio Nasón más narizado.





Érase un espolón de una galera,





érase una pirámide de Egipto,





las doce Tribus de narices era.





Érase un naricísimo infinito,





muchísimo nariz,





nariz tan fiera que en la cara de Anás fuera delito.

Abuela.

Siete chanchitos desobedientes sin el permiso de su mamá,
una mañana muy tempranito salieron juntos a pasear.
Cuando la vieja marrana vino de comer hierbas en el corral,
a los chanchitos desobedientesen el chiquero no encontró ya.
Muy afligida, los llamó a gritos,y, temerosa de algo fatal,
a sus hijuelos, de calle en calle,de plaza en plaza, se fue a buscar.
En tanto alegres los paseantes,
gozando estaban la libertad,y unas dos horas vagaron solospor las mil calles de la ciudad.
Un tocinero muy renombrado desde su casa los vio pasar,y al punto,
dijo: ¡Buenos chanchitos para la pascua de Navidad!
Y dicho y hecho: para la noche,de la ventana tras el cristal,
los siete chanchos muy adornados,en unos platos estaban ya.
Cuando la vieja marrana violos,
contando siete, dijo: —Cabal:¡Siete eran ellos los pobrecitos!
—Y, aunque marrana, se echó a llorar.

lunes, 15 de septiembre de 2008